Daniela Pina

En el barrio barcelonés del Raval viven familias de casi todas las partes del mundo. Su diversidad cultural convive con los locales más vanguardistas de la ciudad condal, y a la vez, con la pobreza, la discriminación y la criminalidad. En medio de esta vorágine, el baloncesto se ha convertido en un punto de unión y en un espacio seguro para muchos jóvenes que residen en este distrito.

Desde hace más de 30 años la Asociación Deportiva de la Ciutat Vella trabaja para promover el deporte en este distrito de la ciudad. La entidad creó en el 2011 una escuela para que los niños y niñas que vivían en el barrio pudieran practicar deportes como el futbol, el voleibol y el básquet. “Antes no había cultura deportiva, y en las escuelas no había cultura de cómo practicarlo”, explica Laia Serraima, coordinadora del club.

Hace dos años, la Fundación Ricky Rubio, a través de su programa Community Team, decidió apoyar esta asociación que cuenta con la participación de más de 200 niños y niñas del barrio. “La fundación nos proporciona material y ropa y nos ayuda con la formación de entrenadores y con la promoción de una alimentación saludable”, señala Serraima.

En el Raval, la Fundación trabaja aspectos fundamentales como la convivencia y la no discriminación por razones de genero, raza, creencias religiosas y sociales.

Efectos de la pandemia

Un total de 350 niños y niñas, de entre 10 y 16 años, participan en el programa Community Team. El confinamiento provocado por la pandemia de coronavirus ha hecho mella en el barrio. “La mayoría de personas trabajan en el sector de la hostelería”, explica Sarraima. El cierre de restaurantes y bares ha provocado que muchas familias se quedaran sin su principal fuente de ingresos. Además, “las casas donde viven los jóvenes suelen ser pequeñas y no están bien acondicionadas”, añade. Por este motivo, la Fundación Ricky Rubio ha reforzado el contacto con las familias y los equipos de seguimiento y se han incorporado nuevas herramientas como videos, tutelajes a distancia y libros de apoyo escolar.

Por otra parte, también se ha llevado a cabo la entrega de meriendas adaptadas a la actividad física, y es que el programa Community Team promueve la mejora de la nutrición de menores a través de talleres de hábitos de salud.

En este contexto, Endesa, que ya colaboraba con la Fundación Ricky Rubio, ha querido dar continuidad a su apoyo especialmente en el actual contexto para reforzar su trabajo con familias y niños en situación de vulnerabilidad. Esta ampliación se enmarca en el Plan de Responsabilidad de la empresa, dotado de 25 millones de euros, para ayudar a paliar los efectos sociales y sanitarios de la covid-19.

Un total de 350 niños y niñas, de entre 10 y 16 años, participan en el programa Community Team.

Desde que se fundó, la Fundación Ricky Rubio se ha centrado en la lucha contra el cáncer y en la ayuda a familias desfavorecidas a través de la práctica del básquet y la educación de sus hijos. La situación de extrema vulnerabilidad que ha provocado la pandemia en algunos colectivos ha llevado a la fundación a donar mascarillas, geles hidroalcohólicos, alimentos y material escolar.

Espacio social

Además de promocionar el deporte y ofrecer un espacio de encuentro, la Asociación Deportiva de la Ciutat Vella trabaja para hacer un seguimiento social y escolar de los menores. Tal y como detalla Serraima, “desde el confinamiento, hemos visto situaciones de abandono escolar. Desde el centro hemos creado un grupo de whatsapp para apoyar a los padres en todos los temas educativos”.

La Fundación Ricky Rubio también colabora con la Fundación Girona Est, en el barrio de Font de la Pòlvora de Girona. En este caso participan 50 menores y el básquet forma parte de un plan integral de educación en valores a través de tres ejes: el deporte, la cultura y la educación. Por otro lado, este año se ha unido al proyecto el Complejo Deportivo Municipal de El Masnou, donde está previsto que participen hasta 50 jóvenes.

Desde hace dos años, la Fundación dona material deportivo y ropa para que estos jóvenes puedan jugar al baloncesto.

En total son 350 niños y niñas, de entre 10 y 16 años, los que participan en el programa Community Team. El proyecto, que defiende el lema “educar a personas desde la pista”, busca la revitalización e integración social a través de juego reflexivo y de la práctica del baloncesto como actividad extraescolar. La finalidad es reforzar la seguridad, confianza e independencia de los niños y niñas beneficiarios.