Daniela Pina

Cuando a Atilio le preguntan sobre los dos últimos años de su vida, él destaca que ha sido un periodo de muchas risas. “El mayor aprendizaje que he obtenido durante esta época es que hay que ser entusiasta porque la vida es hermosa estés en la situación que estés”, recalca este uruguayo de 57 años que llegó a Barcelona sin trabajo en el 2018. Aunque Atilio estuvo viviendo un año en las calles de la ciudad condal, lo menciona por encima, como cualquier otra etapa de su vida.

Atilio es uno de los casi 1.500 usuarios que han participado en el programa “Cambiando Vidas”, organizado por la Fundación Íntegra y la Fundación Endesa, que tiene como objetivo mejorar la empleabilidad de personas en riesgo de exclusión social. Gracias a este programa y al soporte de ambas fundaciones, Atilio logró un empleo en marzo del 2020 en el Hospital de Bellvitge.

Fundación Endesa cuenta con varias Escuelas de Fortalecimiento distribuidas en varias ciudades donde se imparten los talleres. Foto realizada en el 2019.

Este proyecto empezó en el 2016 y consiste en una serie de talleres impartidos por trabajadores voluntarios de Endesa, cuya intención es transmitir herramientas y habilidades pre-laborales y orientación y acompañamiento para ayudar a encontrar un empleo a los beneficiarios. Para ello, la Fundación Endesa cuenta con varias Escuelas de Fortalecimiento distribuidas en ciudades como Barcelona, Sevilla, Madrid y Zaragoza.

Desde su creación, Fundación Endesa ha trabajado para contribuir al desarrollo social a través de proyectos educativos, de formación para el empleo, medioambientales y culturales. Además, también lleva a cabo el desarrollo y la financiación de programas y acciones destinadas a la prestación de ayuda humanitaria, sanitaria, social, económica y de material en situaciones extraordinarias de crisis sanitarias o catástrofes naturales.

En concreto, los proyectos enfocados a la formación para el empleo enfatizan la promoción del talento de personas en riesgo de exclusión social, jóvenes emprendedores con escasos recursos y profesionales mayores de 50 años.

Desde que estalló la pandemia, el programa se ha tenido que adaptar a la situación y ahora se realizan talleres ‘on line’.

Acompañar en el camino

Como Atilio, “la mayoría de personas que participan en estos talleres nunca hablan desde el victimismo ni la derrota, sino desde las ganas de superarse”, explica Meritxell Jimenez, empleada de Endesa y voluntaria del programa “Cambiando Vidas”. Jimenez admite que, para ella, el voluntariado representa un gran aprendizaje: “enseño poco, más bien me enseñan ellos a mi, y es que el 99% de los usuarios me dan mil vueltas en experiencia y vivencias”.

Jimenez explica que su función consiste más en un acompañamiento y en transmitirles ganas de luchar y seguridad. Para impartir los talleres, la voluntaria prepara una serie de videos motivacionales para que estas personas recuperen el entusiasmo. “Intento crear un clima de emociones, de ganas, de lucha…”, detalla.

La voluntaria también recalca que, a veces, “estas personas tienen un bloqueo emocional que les impide recordar aquello de lo que son capaces”. Gracias a estos talleres, usuarios como Atilio reconocen haber “reafirmado cosas que uno ya sabia y haber reforzado habilidades que ya tenía pero que las metí en el bolsillo”.

Talleres enfocados a la reinserción

Durante los talleres, las personas que participan se preparan para afrontar con éxito un proceso de selección y acceder a un puesto de trabajo. Para ello, el programa se divide en cuatro sesiones enfocadas a trabajar aspectos diferentes. El primer taller consiste en cómo afrontar la búsqueda de empleo, el segundo abarca los conceptos necesarios para enfrentarse a una entrevista de trabajo, el tercero intenta transmitir las competencias que se requieren para superar una dinámica grupal y, por último, el cuarto taller trabaja los factores clave que se deben tener en cuenta en un nuevo puesto de trabajo. Todo ello se divide en cuatro sesiones de dos horas cada una, distribuidas en dos días diferentes.

Tal y como cuenta Meritxell Jimenez, “la mayor parte de los usuarios acaban encontrando trabajo”. De hecho, desde su inicio, el programa ha proporcionado un total de 1.494 contratos de trabajo y, desde que estalló la pandemia provocada por el coronavirus, “Cambiando Vidas” ha atendido a 640 usuarios y ha conseguido la firma de 487 nuevos contratos de trabajo.

Crisis sanitaria

Durante la pandemia, el proyecto no solo ha experimentado un incremento de usuarios, sino que, además, ha tenido que adaptarse a las circunstancias y ha empezado a impartir sus talleres de manera on line. “La situación actual dificulta el contacto y la energía que se crea durante las sesiones. Es más complicado, pero lo importante es que se siguen impartiendo los talleres”, aclara Jimenez.

En el caso de Atilio, la crisis sanitaria le ha brindado la oportunidad de trabajar en el servicio de desinfección del Hospital de Bellvitge. “Gracias a ello puedo asumir el alquiler de una habitación”, explica el hombre que también asegura que encontrar este trabajo es “una de las cosas más hermosas” que le han pasado en la vida.

Mismo objetivo

Como Atilio, muchas personas que participan en el programa “Cambiando Vidas”, han vivido en la calle. La voluntaria de Endesa, Meritxell Jimenez, explica que una de las cosas que más le sorprendió en su primera sesión fue que “dos personas se levantaron y tuvieron que irse para poder asistir a un comedor social”.

Sin embargo, la voluntaria reconoce que durante su experiencia impartiendo los talleres, ha visto pasar a muchas personas con perfiles totalmente diferentes, como pueden ser mujeres víctimas de violencia de género, personas sin hogar, ex drogodependientes, ex reclusos y hasta personas que tenían un empleo, pero se encuentran en el paro. “Siempre hay inmigrantes y personas locales, con y sin estudios. Te encuentras mucha gente que en sus países eran médicos, ingenieros, que tenían una carrera”, destaca Jimenez.

Tal y como resalta la voluntaria, “una de las cosas que me pasa en este voluntariado es que te das cuenta de que podrías ser tu el que está sentado. Su situación no está tan lejos de la nuestra”. Sin embargo, pese a que el perfil de estas personas sea tan diferente, Jimenez recalca que “al final, todos están ahí por lo mismo: todos están buscando una oportunidad y nadie está por encima o debajo de nadie”.

Seguimiento y apoyo

Las personas beneficiarias de los proyectos de Fundación Íntegra reciben un acompañamiento continuo, incluso si han encontrado empleo. En este sentido, siempre están dentro del mismo circuito y si, algún día, pierden su trabajo, pueden volver a recurrir a la fundación.

La Fundación Íntegra fue creada en el 2001 y, desde entonces, ha logrado más de 16.000 contratos de trabajo para personas vulnerables. En esta línea, cada año integra a un total de 1.400 personas en el mercado laboral. Para ello, la fundación cuenta con la colaboración de 100 empresas y 250 entidades sociales, entre las que intermedia para acercar las oportunidades de trabajo que ofrecen a las personas beneficiarias.

En este contexto, Atilio explica que mantiene un contacto regular con las personas que trabajan en la Fundación Íntegra y que con ellos quiere incrementar sus oportunidades profesionales. De hecho, Atilio admite haber encontrado un trabajo que le gusta mucho y tiene claro su próximo objetivo: formarse en materia de desinfección para aspirar una mejora en el mundo laboral. Una aspiración motivada por el apoyo de la fundación, pero, sobre todo, por su filosofía de vida. Y es que, tal y como suele repetirse a sí mismo, “fundamentalmente, la clave del éxito está en no perder el entusiasmo cuando las cosas no salen como uno quiere”.