Daniela Pina

En noviembre del 2004 murió en Francia Cannelle, la última osa autóctona de los Pirineos. A inicios del siglo XX, la población original de osos pardos en los Pirineos contaba con 200 ejemplares. Sin embargo, tras la muerte de Cannelle y con apenas pocos machos supervinientes, la población del oso pardo en esta región se podía dar por extinguida.

El último censo oficial para Pirineos, realizado en el 2019 detectó un mínimo de cuatro osas con ocho cachorros y, actualmente, se calcula que casi 50 osos viven en esta cordillera, la mayoría de origen esloveno, que han sido introducidos en los últimos 25 años. La mayoría de estos ejemplares se localizan en los bosques leridanos de la Vall d’Aran y el Pallars Sobirà.

El oso pardo es una especie protegida en España y prioritaria según la legislación de la Unión Europea y, aunque su presencia en la Cordillera Cantábrica se encuentra en recuperación, está catalogada como especie “en peligro de extinción”, ya que su población es muy escasa, ha perdido diversidad genética y su hábitat está muy fragmentado.

En este contexto, Endesa y la Fundación Oso Pardo (FOP), entidad que trabaja en el campo de la conservación e investigación de la especie, iniciaron en el 2016 el proyecto ‘Enriquecimiento de la biodiversidad en zonas oseras’. El programa se creó en el marco del proyecto europeo PirosLIFE, destinado a la recuperación de la especie en los Pirineos, entre otros aspectos. No obstante, tras la finalización del PirosLIFE, Endesa y la FOP han decidido continuar con su programa y seguir trabajando en la restauración del hábitat del oso pardo en zonas que han perdido cobertura vegetal como consecuencia de la intervención humana.

Oso Pardo joven comiendo cerezas. Foto FOP.

“La intención es crear pequeños supermercados para los osos a través de plantaciones pequeñas de especies que generen alimentación y que tengan un crecimiento rápido”, explica el presidente de la FOP, Guillermo Palomero. Para ello, la fundación está creando una red de bosquetes formados por manzanos, mostajos y cerezos repartidos entre las zonas de presencia de osas con crías. De este modo, el proyecto contempla la restauración de los hábitats en riesgo de deterioro, con el objetico de mejorar la alimentación del hábitat osero en zonas de conectividad y dispersión de los osos en el Parque Natural del Alt Pirineu y espacio de la Red Natura 2000 ‘Alt Pallars’

Plantación de frutales en el Parque Natural del Alt Aneu, Lleida. Foto FOP.

En el momento de hacer las plantaciones de árboles frutales, “seleccionamos semillas de la zona y nos guiamos por expertos locales que nos asesoran de cuáles son las variedades locales que se adaptarán mejor al territorio y proporcionarán un fruto más grande”, explica Palomero. Además, el presidente de la fundación y experto en la conservación de esta especie remarca que la intención de plantar estos árboles en pequeños bosquetes y no en grandes plantaciones es “evitar la intrusión en áreas de pastoreo que los ganaderos usan legítimamente”. Al mismo tiempo, otro de los objetivos que consiguen las plantaciones es reducir los ataques de estos animales al ganado de la zona.

Proceso de plantación

Semillado de especies frutales silvestres autóctonas en vivero. Foto FOP. El año pasado ya se plantaron un total de 9150 árboles frutales en el Parc Natural del Alt Pirineu y su entorno y está previsto que, entre el 2021 y el 2022, puedan plantarse en esta área un total de 7.000 árboles más, que ahora se encuentran en fase de preparación en los viveros y en los que se incluyen 300 frambuesas, 2000 manzanos injertados, 600 cerezos y 1750 manzanos de dos savias. Hasta hace pocas semanas, técnicos de Forestal Catalana, empresa pública de la Generalitat que tiene como objetivo la regeneración de los bosques de Catalunya y con quien la FOP tiene un acuerdo de colaboración, estuvieron recogiendo las semillas que se encuentran en proceso de preparación en el vivero de la entidad en Tremp, donde se cuidarán para que crezcan los plantones.

Semillado de especies frutales silvestres autóctonas en vivero. Foto FOP.

Tras realizarse los trabajos de localización y evaluación sobre el terreno, en otoño del 2021 se iniciarán las plantaciones en los terrenos seleccionados. “Por ahora las plantaciones hechas el año pasado van muy bien y tenemos un equipo de personas trabajando en el seguimiento”, explica Palomero. Por otro lado, el presidente de FOP asegura que siempre “se plantan más árboles de los previstos por si algunas de las plantas no crecen como deberían”.

Para poder realizar el seguimiento de las plantaciones, la FOP lleva a cabo formaciones con los equipos que trabajan sobre el terreno. Asimismo, la fundación realiza, paralelamente, diferentes jornadas formativas y divulgativas destinadas a los empleados de Endesa. “Muchos operarios de la compañía que trabajan en centrales hidroeléctricas de la zona vienen y van por los montes y para quitar miedos y que conozcan bien a los osos organizamos reuniones informativas.

Cuadrilla forestal de trabajadores locales realizando tareas de plantación. Foto FOP.

Mejorar la biodiversidad de la zona

Esta colaboración entre la eléctrica y la FOP se enmarca dentro del Plan de Conservación de la Biodiversidad de Endesa y pretende actuar tanto a nivel ambiental como social para el desarrollo rural sostenible, la educación ambiental y la protección del oso pardo. Miembros de la FOP con cuadrilla de trabajadores locales en una plantación. Foto FOP. En esta línea, “las plantaciones ayudan a aumentar la retención del CO2 y, así, contribuir a reducir los problemas asociados al cambio climático”, afirma Palomero. De hecho, según datos de la Oficina Española de Cambio Climático (OECC) del Ministerio de Transición Ecológica, se estima que el proyecto supondrá una reducción a la atmosfera de 303 toneladas de emisiones de CO2. Además, tal y como explica el experto “estas plantaciones van a crecer en ocho o 10 años y van a ser utilizados por otras especies, como aves y otros mamíferos, mejorando la biodiversidad de la zona”.

Paralelamente, el proyecto también busca mejorar la economía local a través de la contratación de mano de obra local. “Siempre tratamos que el dinero se quede en la zona”, recalca Palomero. Tal y como afirman desde la eléctrica, “optamos por soluciones que mejoran el empleo de personas en riesgo de exclusión del territorio para los trabajos de enriquecimiento de la biodiversidad, lo que le otorga un carácter socio-ambiental al proyecto”.

Miembros de la FOP con cuadrilla de trabajadores locales en una plantación. Foto FOP.