Juegan, saltan, pintan, ríen, ven dibujos, sueñan… Porque son niños y no puede ser de otra manera. Son así, no pueden evitarlo. Para bien, porque lo ven y lo interpretan todo a su forma, con sus ojos, con su visión tan especial e ilusionante. Porque ellos, más que ver el túnel, siempre ven la luz que hay al final.
Durante esta crisis sanitaria lo están volviendo a demostrar con una entereza descomunal. Sí, por supuesto que se cansan, que se aburren, que exigen tiempo y paciencia a unos padres que no siempre tienen de lo primero ni de lo segundo, que miran por la ventana con deseo. Pero, ¿qué otra cosa se les puede pedir? Son niños, no máquinas.
Precisamente por eso hay que hablar con ellos y preguntarles qué piensan y cómo están viviendo toda esta situación. Sus respuestas y sus percepciones, como siempre, nos sorprenderán. En ocasiones, por su simpleza. En otras, por su inocencia. Y siempre, por su magia y por la claridad con la que describen todo.
Con el aditivo de que nunca dejan de soñar. Y ya desean montar en su bicicleta, tomarse un helado y volver a jugar con sus amigos. Sí, #seguimosconectados, y los niños nos lo demuestran todos los días.