Un año después de que el mundo se despertara sobresaltado con una pandemia global, el avance de las campañas de vacunación empieza a dar leves síntomas de optimismo. Sin embargo, las medidas de prevención como el distanciamiento social y evitar aglomeraciones seguirán siendo imprescindibles durante mucho tiempo. Y eso también afecta a la movilidad urbana.
Son muchos los ámbitos de la vida que se han visto trastocados a lo largo de estos meses. Ha cambiado la forma de trabajar, de estudiar, de relacionarse, de estudiar, de comunicarse y hasta de divertirse. Y, sin lugar a dudas, la pandemia ha tenido un impacto significativo en nuestros hábitos de desplazamiento.
Los cambios sociales y ambientales están removiendo profundamente los cimientos de la vida cotidiana y transformando la movilidad urbana. Muchas empresas se vieron obligadas a recurrir al teletrabajo como solución de emergencia para mantener su actividad y, un año después, esta se ha convertido en una opción real y viable a largo plazo para muchas de ellas. Sin embargo, si bien es cierto que este modelo de home-office se ha extendido, muchas compañías y negocios seguirán necesitando que sus empleados acudan a sus puestos de trabajo y otros muchos querrán hacerlo aunque no sea imprescindible. Según los últimos datos del estudio Un año de teletrabajo, elaborado por la consultora CBRE, cuando vuelva la normalidad, el 80% de los trabajadores quiere que la oficina sea su principal lugar de trabajo al menos tres días a la semana.
Con el avance de la vacunación se empieza a vislumbrar ya como una posibilidad viable la vuelta a la semi-normalidad: retorno al trabajo y a las clases presenciales, reactivación de la agenda de ocio, social y cultural… Y eso incluye muchos más desplazamientos fuera y dentro de las ciudades. Sin embargo, los estudios elaborados hasta la fecha dejan un dato claro: el miedo al contagio en los espacios cerrados ha hecho que las personas prefieran evitar el transporte público.
Alternativas seguras de movilidad urbana
Tras el estado de alarma que paralizó el país, el uso de medios de transporte individual se convirtió en una de las principales recomendaciones de las autoridades sanitarias para evitar aglomeraciones propias del transporte público y mantener un mayor distanciamiento social para reducir el riesgo de nuevos contagios.
Esa situación, obligada en los momentos álgidos de la pandemia, ha marcado el inicio de una tendencia que parece haber venido para quedarse. El transporte público ya no es la opción preferida de los ciudadanos. Los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan un descenso del 46,7% del número de viajeros que lo usaron en 2020. La cifra supone 2.300 millones de viajes menos.
La movilidad urbana individual no solo es una tendencia, es una necesidad para muchos usuarios que, hasta la fecha, no se habían planteado cambiar su forma de desplazarse más allá del transporte público. En la pasada edición de la Semana Europea de la Movilidad, la app Nextdoor presentaba una encuesta realizada entre los residentes de grandes ciudades españolas registrados en su plataforma. El resultado reflejó que casi la mitad de los encuestados habían cambiado sus rutinas diarias de movilidad debido a la pandemia. En ciudades como Madrid y Barcelona, un 54,7% y un 53,8% respectivamente, de los encuestados afirman haber cambiado sus costumbres a la hora de trasladarse de un lugar a otro, utilizando medios de transporte individual, ya sea en coche, motocicleta, bici o simplemente ir a pie en lugar del transporte público.
Yamaha, motos urbanas con las que todo son ventajas
Otros estudios arrojan las mismas conclusiones y hay coincidencia en las preocupaciones que han llevado a los urbanitas a elegir el transporte particular: mantener la distancia de seguridad, evitar vagones y autobuses abarrotados y el contacto con superficies que puedan ser focos de infección. Las personas tienen miedo y buscan alternativas de movilidad urbana para combatirlo. Pero más allá del riesgo de contagio, también hay otros factores que se tienen en cuenta a la hora de elegir: evitar los atascos y reducir el tiempo de desplazamiento. Y ahí es donde juegan sus mejores bazas las motocicletas y scooters.
En este nuevo escenario, el transporte privado se presenta como una necesidad para millones de personas. Pero el desplazamiento en áreas urbanas se topa con una serie de problemas. Facilitar y gestionar la movilidad en grandes núcleos de población se convierte en todo un reto: a los atascos, las dificultades de aparcamiento y la contaminación se suma la necesidad de combinar desplazamientos urbanos e interurbanos.
Las motocicletas o scooter son la alternativa que, frente a otras opciones como bicicletas o patinetes, dan respuesta a todas las necesidades de transporte individual, una opción asequible, segura, rápida y cómoda y con la suficiente autonomía tanto para los desplazamientos urbanos como los interurbanos.
Y, entre todas sus ventajas, no hay que olvidar el factor económico: comprar un vehículo de dos o tres ruedas requiere una inversión inicial menor y un coste de mantenimiento y de consumo de carburante inferior al de otros vehículos.
3 alternativas de motocicletas y scooters, en tu concesionario Yamaha
Ahora que es el momento de reconsiderar la forma en que nos desplazamos por la ciudad, hay que tenerlo claro: las motocicletas permiten moverse de la manera más sencilla y eficiente en términos de tiempo y de costes. Y, entre todas las posibilidades, por atractivo, por diseño, por precio y prestaciones destacan estos tres modelos de Yamaha, motos diseñadas para la vida urbana.
YAMAHA D’ELIGHT 125
Con un aspecto unisex y fresco, la nueva D’elight es divertida y fácil conducir. Esta nueva y atractiva viajera urbana es una de las soluciones más inteligentes, rápidas y económicas para la movilidad personal dentro y alrededor de la ciudad.